El proceso de crecimiento desde la escuela primaria hasta la universidad
El crecimiento es una transformación que no requiere explicación. Este tipo de cambio inevitablemente romperá la felicidad y experimentará dolor, que permanecerá en mi corazón miles de veces. En esta transformación, el rostro inmaduro finalmente ha sido bautizado por los años, y la expresión única se ha enriquecido, pero es una especie de "intoxicación" impotente. Cada vez que pienso en la alegría de la infancia, no puedo evitar sentir un poco de felicidad, mezclada con un poco de melancolía. Ese tipo de melancolía debe haber existido desde la antigüedad, transmitida de generación en generación: ese tipo de alegría también debe ser un sueño, y después de un tiempo, será más una emoción.
Crecer es un drama que se vuelve cada vez más intenso. La obra comenzó lentamente y los protagonistas subieron al escenario uno a uno, caminando paso a paso hacia lo más profundo de los años. En este espectáculo los protagonistas lo pasarán muy mal. Y nosotros, que nacimos para ser protagonistas de este drama, todos entendemos el camino de la vida y los dos encuentros van de la mano. Pero ¿cuántas personas pueden estar en una situación peligrosa sin ser sorprendidas? Por tanto, la misión que nos ha encomendado el tiempo es "avanzar entre idas y venidas". Después de fracasar una y otra vez, me levanté, aprendí a afrontar la vida con una sonrisa y aprendí a ser fuerte. Los hombres fuertes de la vida están tallados con limas frías. Detrás de esto, no sabemos cuántas lágrimas hemos reprimido, pero solo recordamos innumerables luchas que fueron igualmente reprimidas. Al final, la vida completó esta misión sagrada. El tiempo no tiene expresión, pero la vida prospera gracias a la fuerza.
El crecimiento es un viaje sin remordimientos. El punto de partida de este viaje es el hogar, pero el punto final es incierto. Confiados por nuestros padres, de mala gana salimos de casa y comenzamos este gran viaje de soledad. A lo largo de los años, hemos experimentado demasiado y lo hemos ido acumulando poco a poco en nuestro corazón. Cuando alcanzamos cierta altura, cambiamos nuestro nombre a "madurez". Cuando maduramos, sabemos amar y ser amados. Sabemos que "dar" es también una forma de felicidad. Hemos experimentado todo tipo de vida, y en este momento, al mirar a nuestros padres ancianos, finalmente surge en nuestros corazones una tristeza terrible. El tiempo puede hacerte exitoso o puede deprimirte, pero debes admitir que ella te ha cambiado. Detrás de este cambio, los padres siguieron de cerca, sonriendo con lágrimas en los ojos. Cuando de repente miramos hacia atrás y vemos la escena frente a nosotros, lo único que podemos hacer es abrazarlos, comunicarnos más con ellos y brindarles más cuidados. Creo que lo más llamativo detrás de este tipo de madurez es la "piedad filial".
Cada error debe tener una estrella: cada decepción debe tener esperanza. El árbol de la esperanza es siempre verde y la vida dura para siempre, por eso la vida se sublima. Desde la niñez hasta la edad adulta estamos solos, pero en el camino no estamos solos.