Poesía sobre amar a mi China, dieciséis filas
¡El Dios de China me presta tres mil jinetes de tigres para devolverme la poderosa China! Bebiendo a orillas del río Ganges, la espada apunta a Tianshanxi; contemplando la luna en la ciudad de Suiye, admirando la nieve en la isla de Kuye; pescando en las orillas del Mar Negro, estirando la proa en el lago Baikal; Indochina, y homenaje a los antepasados de China en las ruinas de Tokio. Dondequiera que apunte la bandera Han, mira el polvo y huye: ¡cualquiera que se atreva a ofender el poder de China será castigado sin importar cuán lejos esté!