La Red de Conocimientos Pedagógicos - Aprendizaje de redacción de artículos/tesis - Las puntuaciones no son vitales.

Las puntuaciones no son vitales.

De hecho, no son los estudiantes quienes realmente consideran las calificaciones como el elemento vital, sino los padres y los profesores. La búsqueda de calificaciones por parte de algunos padres y maestros es mucho más que una molestia, hasta el punto de ser casi patológica. El autor cree que el énfasis excesivo de los padres en las puntuaciones es una visión deformada y utilitaria de la educación.

Las puntuaciones no son iguales a la capacidad.

Las puntuaciones pueden ser un arma mágica para conseguir una educación superior, pero no representan capacidad ni calidad, y mucho menos éxito profesional. Los puntajes son solo la única forma en que las escuelas evalúan los puntajes de las pruebas académicas.

Los logros no representan el futuro.

Una encuesta muestra que muchos "mejores estudiantes" de la escuela primaria desaparecerán de las filas de estudiantes destacados después de ingresar a la escuela secundaria y la universidad, mientras que algunos estudiantes con calificaciones promedio desde la niñez tienden a tener un mejor desempeño.

Es necesario restar importancia al conocimiento de las fracciones.

Si todo el mundo quiere obtener puntuaciones altas, tiene que pasar por repetidos entrenamientos para tomar exámenes, lo que inevitablemente suprimirá la naturaleza de los niños y secuestrará su infancia feliz. Los padres y las escuelas deben reexaminar su propia educación, restar importancia a la sensación de logro, prestar atención al desarrollo integral de los estudiantes y nunca etiquetar arbitrariamente a los estudiantes con bajo rendimiento como "estudiantes pobres".

Cultivar una personalidad sólida

Lo más importante es cultivar niños con una personalidad sólida, una moral noble, una actitud positiva y saludable ante la vida y un entusiasmo incansable por aprender.

La política educativa debe echar raíces.

Los departamentos pertinentes deben fortalecer la implementación de políticas educativas, dejar que el mecanismo de evaluación de la calidad de la educación ecológica se arraigue y se arraigue profundamente en los corazones de la gente, y garantice verdaderamente la felicidad de los niños durante toda su vida.