¿Cómo debe gestionar un profesor la disciplina en el aula entre los alumnos de primaria?
Establezca reglas claras: al comienzo de la clase, aclare y explique las reglas de comportamiento en el aula. Estas reglas deben incluir cómo levantar la mano para hablar, cuándo levantarse de su asiento, cómo tratar a los demás con respeto, etc. Asegúrese de que todos los estudiantes comprendan y acepten estas reglas.
Consistencia: Ejecución consistente de reglas y resultados. Si un estudiante infringe una regla, debe ser castigado de la misma manera, ya sea que lo haya hecho intencionalmente o accidentalmente. Esto permite a los estudiantes comprender que sus acciones tienen las consecuencias correspondientes.
Modelo positivo a seguir: Como profesor, eres un modelo a seguir para tus alumnos. Tus acciones y cómo manejas los conflictos los afectarán. Si sigue las reglas del aula, trata a los estudiantes con respeto y maneja los conflictos de manera positiva, es más probable que sus estudiantes hagan lo mismo.
Fomentar la participación: Involucrar a los estudiantes en la gestión del aula. Por ejemplo, podría pedirles que se turnen para ayudar a mantener la disciplina en el aula o que realicen "patrullas de clase" periódicas en las que los estudiantes se controlen a sí mismos y denuncien el mal comportamiento de los demás.
Utilice refuerzo positivo: recompense y elogie a los estudiantes cuando se desempeñen bien. Esto podría ser un simple cumplido, tiempo extra de juego u otra actividad que disfruten. Este refuerzo positivo les anima a continuar con su buen comportamiento.
Comunicación efectiva: La comunicación clara, oportuna y adecuada ayuda a mantener la disciplina en el aula. Si los estudiantes no entienden una regla, o están confundidos o incómodos con un comportamiento, los maestros deben tomarse el tiempo para explicar y responder sus preguntas.
Paciencia y comprensión: Cada niño es diferente y se comportará y aprenderá a un ritmo diferente. En ocasiones, pueden tener dificultades para controlar su comportamiento por diversos motivos (como falta de concentración, cansancio, problemas emocionales, etc.). ). En este caso, los profesores necesitan más paciencia y comprensión para encontrar la estrategia de gestión que mejor se adapta a cada niño.