La historia del motor de cohete F-1
Rocketdyne diseñó originalmente el F-1 solo porque la Fuerza Aérea de los EE. UU. solicitó construir un motor de cohete súper grande en 1955. La empresa finalmente diseñó dos versiones, una fue la E-1 y la otra fue la F-1. Aunque el E-1 tuvo éxito en las pruebas de encendido estático, rápidamente se consideró que el motor no tenía futuro y existía un F-1 más potente, por lo que el programa E-1 fue archivado. Sin embargo, la Fuerza Aérea de los EE. UU. descubrió que no era necesario utilizar un motor tan potente y el programa de investigación del F-1 fue suspendido. La recién creada compañía de la NASA se encaprichó con este motor y firmó un contrato con Rocketdyne para completar el trabajo de investigación y desarrollo lo antes posible. Durante 1957 se llevaron a cabo pruebas parciales del motor y en marzo de 1959 se realizó con éxito una prueba completa de encendido estático.
En los siguientes siete años de pruebas, la inestabilidad de la combustión del F-1 quedó gradualmente expuesta, lo que puede provocar accidentes catastróficos. [1] Al principio, el trabajo para superar este problema técnico fue muy lento porque la aparición de tales fallas era impredecible. Finalmente, a los ingenieros se les ocurrió una solución. Pusieron una pequeña cantidad de explosivo en la cámara de combustión y lo detonaron mientras el motor estaba en marcha para probar cómo reaccionaría la cámara de combustión cuando cambiara la presión. Luego, los diseñadores probaron varios inyectores diferentes y encontraron el que mejor se adaptaba. Este problema duró de 1959 a 1961.