Preparación para el IELTS 2013: Protección de libros antiguos en la composición clásica del IELTS
Los edificios antiguos a veces entran en conflicto con el progreso social. Aunque atractivo a los ojos de los empresarios, demoler edificios antiguos para dar paso al desarrollo inmobiliario es, en muchos sentidos, una mala idea.
La razón principal es que, al igual que nuestra lengua materna, los edificios antiguos forman nuestra identidad cultural y registran la historia de un país. Desde esta perspectiva, los edificios antiguos se consideran uno de los símbolos de la cultura de un país y son muy valiosos. Por ejemplo, las casas con patio residenciales tradicionales chinas en Beijing alguna vez fueron consideradas reliquias del viejo mundo y fueron destruidas poco después de la fundación de la República Popular China. Sólo recientemente la gente y los responsables de las políticas se han dado cuenta de que cometer actos tan horrendos es imperdonable y una idea tonta, ya que los edificios antiguos no pueden restaurarse una vez que han desaparecido. Pero su valor económico y atractivo estético acaban de llamar la atención de los chinos.
Además, los edificios antiguos pueden convivir con promociones inmobiliarias modernas si se planifican y conservan adecuadamente. En Francia, los edificios antiguos aportan millones de dólares al gobierno y sorprenden a miles de turistas. Sin embargo, nadie pensó que los rascacielos de oficinas y apartamentos le quedarían bien al viejo arquitecto. Por el contrario, el hecho de que las personas nuevas aprendan de las mayores las hace más atractivas.
Reconocemos que no todos los edificios antiguos deben recibir el mismo trato y que algunos de ellos deben ser demolidos por diversas razones, como la seguridad y las nuevas construcciones. Sin embargo, no debemos ignorar su valor. Si sólo se consideran factores reales y prácticos, el país lamentará su pérdida en los años venideros.
Como ya hemos comentado, los edificios antiguos forman parte de la historia de un país y tienen valor en muchos sentidos. Necesitamos planificar bien y ser lo suficientemente sabios para ver su valor. Pero al mismo tiempo, también deberíamos hacer todo lo posible para encontrar soluciones para que lo viejo y lo nuevo puedan coexistir armoniosamente.