Estoy empezando a odiarte.
He empezado a odiarte. ¡Estoy empezando a odiarte!
Estoy empezando a odiarte. ¡Estoy empezando a odiarte!
La primera frase es más enfática.
Tú decides en función del tono.
Estoy empezando a odiarte. ¡Estoy empezando a odiarte!
La primera frase es más enfática.
Tú decides en función del tono.