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Ensayos que reconfortan el alma

Si eres pez, no añores el vasto cielo azul, porque tienes tu mar azul;

Si eres águila, no envidies el mar sin límites, porque tienes tu azul libre cielo;

Si eres águila, no envidies el mar sin límites, porque tienes tu cielo azul gratis;

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Si eres vid, No quieras ser un árbol imponente, porque tienes tu propia belleza única.

¡Quizás lo que tienes es felicidad! "Felicidad" es una palabra muy cálida. La felicidad es la bendición de la diosa de la suerte. Todo en el mundo es bendecido por Dios y tiene su propia felicidad.

El pez tiene una cola elegante y ligera y puede nadar en el mar sin límites;

El águila tiene alas fuertes y puede abrazar el amplio abrazo del cielo azul.

Esta era su felicidad, pero cuando envidiaban la felicidad del otro, intercambiaban lugares entre sí. Todos tuvieron finales trágicos, no pudieron adaptarse al entorno de los demás y murieron. Un águila siempre será un águila y un pez siempre será un pez. Su limitación en todos los aspectos es que no pueden intercambiar la felicidad de los demás. Sus lecciones nos dicen que perseguir ciegamente a los demás sin valorar lo que se tiene es una tragedia, y valorar lo que se tiene es verdadera felicidad.

Todo es así. Lo mismo ocurre con el hombre como espíritu de todas las cosas.

Seamos pobres o ricos, seamos viejos, jóvenes o niños. No importa en qué parte de la sociedad estemos, ¡todos somos felices!

La pobreza tiene una familia feliz, los ancianos tienen una vejez feliz, los jóvenes tienen una juventud apasionada, los de mediana edad tienen un carácter maduro y estable y los niños tienen sonrisas inocentes. Los médicos tienen la capacidad de salvar vidas y curar a los heridos; los profesores son una de las profesiones más gloriosas del mundo; los limpiadores son respetados por los transeúntes. ¿No es esto suficiente? Siempre y cuando todos valoren todo lo que poseen y consideren todo lo que poseen como su riqueza más preciada. Una sonrisa de satisfacción floreció en el rostro de todos. Tienen su propia felicidad, libertad y tranquilidad. Afronta la vida, el sol, el viento y la lluvia con una actitud optimista. Siempre hay un arcoíris en sus corazones.

Esta es la verdadera felicidad: valora lo que tienes.