Xiao Wang fue a la Gran Muralla el año pasado y la imagen de la Gran Muralla aún permanecía en su mente.
Xiao Wang, un nombre común, tiene una experiencia extraordinaria. El año pasado estuvo en la Gran Muralla, que serpentea a través de montañas y ríos, y sintió la acumulación de historia y la riqueza de la cultura. Hoy, esa espectacular escena sigue reflejada en su mente con tanta claridad como ayer.
El verano pasado, Xiao Wang se embarcó con entusiasmo en un viaje a la Gran Muralla. Se levantó temprano, hizo las maletas y tomó el primer autobús hasta el pie de la Gran Muralla. Allí de pie, quedó atónito ante la vista que tenía ante él: se trataba de un enorme proyecto compuesto de piedras y ladrillos, cada piedra fue cuidadosamente pulida, y cada ladrillo contaba con el esfuerzo de innumerables artesanos.
La Gran Muralla se extiende entre las altas montañas, como un dragón gigante volando entre el cielo y la tierra. Luce solemne y majestuosa contra el cielo azul y las nubes blancas.
Xiao Wang empezó a escalar la Gran Muralla. Estaba inmerso en la atmósfera de la historia antigua. Pasó junto a las torres de vigilancia y las balizas, admirando el estilo arquitectónico único y el exquisito sistema de defensa, e imaginando cómo los antiguos soldados estaban estacionados y luchaban aquí. Cada paso parecía estar en un pergamino histórico, y esas vívidas escenas históricas aparecieron en su mente una por una.
Mientras subía la montaña, Xiao Wang se encontró con un grupo de turistas extranjeros. Quedaron igualmente sorprendidos por la magnificencia y la historia de la Gran Muralla. Xiao Wang habló con ellos por un rato. Aunque no entendían el idioma, a través de gestos y sonrisas comprendían la admiración y el respeto de cada uno por este antiguo proyecto.
En ese momento, Xiao Wang sintió profundamente la universalidad de la civilización humana y el valor único de la Gran Muralla como patrimonio cultural mundial.
Cuando Xiao Wang alcanzó el punto más alto de la Gran Muralla, volvió a quedar impactado por la vista que tenía ante él. De pie allí, no sólo podía ver la majestuosidad y magnificencia de la Gran Muralla, sino también contemplar las montañas y la vasta tierra a sus pies. En ese momento sintió una profunda reverencia por la naturaleza y orgullo por su propia historia.
Ahora, cuando Xiao Wang recuerda ese verano, su entusiasmo y orgullo aún están más allá de las palabras. El majestuoso paisaje, la larga historia, la profunda cultura y la conmoción y emoción que le trajo la Gran Muralla quedaron profundamente grabados en su corazón.
Sabía que ese recuerdo no era sólo la impresión de un lugar, sino también el recuerdo de una época, y una admiración por la sabiduría y el coraje humanos.