Al graduarme de la escuela primaria, me gustaría agradecer a mi maestro por sus breves palabras.
En la escuela eres como una madre. Gracias por su ayuda en mi estudio y mi vida.
¡De ahora en adelante, ya sea un árbol alto o un arbusto bajo, maestro, te rendiré homenaje con el verde de la vida! Que la música de mi arroyo resuene en tus valles profundos para siempre.
¡Estás ocupado con las flores floreciendo, los frutos madurando y las hojas colgando silenciosamente a la sombra! ¡Ah, maestra, tu espíritu siempre estará en mi corazón!
Cuando recogemos los frutos de la cosecha, os dejáis teñir de canas las sienes. ¡Un saludo, querido maestro!
La naturaleza usa la luz del sol, la lluvia y el rocío para nutrir las flores y plantas en crecimiento, ¡y tú usas la moralidad y la fe para regar nuestros corazones sedientos!