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Mis padres criticaron la educación cuando yo era niño: muchas influencias.

Cuando éramos jóvenes, nuestros padres parecían ser omniscientes y omnipotentes, protegiéndonos y educándonos a su manera. Pero, ¿qué huellas quedan de aquellos métodos educativos que nos hacen sentir incómodos o incluso desanimados? Este artículo discutirá el impacto que la educación agresiva de los padres tiene en nosotros desde muchos aspectos.

Método de educación incómodo.

Cuando era niño, me exigían que aprendiera piano y pintura, o me castigaban por ciertos comportamientos y no me permitían salir a jugar o mirar televisión. ¿Estas experiencias te han hecho sentir frustrado, decepcionado o incluso enojado? Estos estilos de crianza incómodos pueden tener un impacto negativo en nosotros.

Actitud prudente

La educación represiva de nuestros padres nos vuelve cautelosos, siempre preocupados por nuestro desempeño y con miedo a que se rían de nosotros o nos critiquen. Esta mentalidad aún puede hacernos sentir ansiosos y ansiosos hasta la edad adulta.

Influencia en las relaciones interpersonales

La supresión de la educación por parte de los padres también puede afectar nuestras relaciones interpersonales. Si siempre somos criticados y golpeados, podemos volvernos inseguros, tener miedo de interactuar con los demás e incluso tener barreras sociales.

Convertirse en un motor de progreso

Sin embargo, por otro lado, la educación a la que los padres se oponen también puede convertirse en un motor para nosotros. Frente a las críticas, es posible que trabajemos más para demostrar nuestra valía y volvernos más fuertes e independientes.

Encontrar un enfoque equilibrado

En resumen, la educación represiva de nuestros padres en la infancia tiene un impacto multifacético en nosotros. Podría hacernos más cautelosos, pero también podría obstaculizar nuestras relaciones. Pero en cualquier caso, frente a estas influencias, debemos encontrar una manera equilibrada de volvernos más maduros y seguros.