Ensayo de Hamlet
A diferencia de los dos primeros grandes soliloquios de Hamlet, el tercer y más famoso discurso parece estar gobernado por la razón más que por la emoción fanática. Incapaz de hacer nada más que esperar a que se complete su plan para "apoderarse de la conciencia del rey", Hamlet desencadena un debate filosófico interno sobre los pros y los contras de la supervivencia y si es correcto terminar con la vida. Algunos estudiosos limitan la discusión sobre Hamlet a si debería quitarse la vida. Sin embargo, en ninguna parte del discurso se relaciona con el caso de Hamlet. Utiliza los pronombres "nosotros" y "nos", el pronombre indefinido "quién" y el infinitivo impersonal. Habla explícitamente de "todos nosotros", de los herederos de lo que es la "carne", del sufrimiento que "nosotros" sufrimos a manos del "tiempo" o del "destino" -lo que de paso demuestra lo que dice Hamlet. existir" significa. Hamlet plantea esta pregunta a todas las almas deprimidas: ¿Qué es más noble, vivir miserablemente o acabar con el dolor de un solo golpe? Sabía que si la muerte era como un sueño sin sueños, la respuesta sería sin duda "sí". La "fricción" u obstáculo que enfrenta Hamlet es el miedo a que "puedan llegar los sueños" (74), es decir, "el miedo a algo después de la muerte" (86). Hamlet es muy consciente de que la Iglesia condena el suicidio como un pecado imperdonable.
El soliloquio de Hamlet es interrumpido por Ofelia que está rezando. Hamlet la llama "el Hada", un título común en la corte durante el Renacimiento. Algunos críticos consideran que el saludo de Hamlet es antinatural y fríamente cortés, y que su petición de que ella lo recuerde en sus oraciones es irónica. Otros afirman, sin embargo, que Hamlet, saliendo de un momento de intensa reflexión personal, rogó sinceramente a la gentil e inocente Ofelia que orara por él.
Elegí sólo entre trescientas y cuatrocientas palabras para ofrecerles un sitio web, muchas de las cuales son comentarios sobre Hamlet.
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