Profesor de historia, quiero contarle un ensayo de 300 palabras.
Maestro, quiero decirte: estás demasiado cansado. Me enseñaste muchos conocimientos y principios de vida. No nos diste un buen descanso y estuviste ocupado todos los días. Eres como un jardinero trabajador, que nos riega con tu corazón. Para nuestro crecimiento, para que aprendamos más conocimientos, no sabes cuánto sudor has puesto, pero no pides nada a cambio. Cada tarea que hacemos, te la tomas en serio y la corriges con cuidado, sin dejar de lado ningún error.
Maestro, quiero decirte: quiero ver tu sonrisa todos los días. Eres un profesor muy estricto en clase. Mientras hagamos un pequeño movimiento en clase, no podremos escapar de tus ojos brillantes. Después de clase, eres amable y nos amas como a una madre.
Ahora que llega el Día del Maestro, el mejor regalo que puedo hacer a mis profesores es mi progreso. Sólo así el docente se sentirá gratificado. ¡En este septiembre dorado, permítanme ofrecer mis más sinceras bendiciones al maestro! Maestro, ¡te amo!