Un poema en prosa de 300 palabras sobre las relaciones familiares.
El amor familiar es la emoción más simple y hermosa. No es tan rico y cálido como el amor, ni tan fresco y fragante como la amistad, pero es muy persistente y persistente. No surge del placer mutuo como el amor, ni tiene necesidades como la amistad. Está conectado con nuestra sangre y siempre estará con nosotros en nuestras vidas. El amor puede morir, la amistad puede convertirse en enemiga, pero el amor familiar siempre será el rincón más tierno de nuestro corazón. Aunque a menudo lo ignoramos porque es normal y a menudo lo olvidamos porque es simple, cuando estamos cansados y con cicatrices, lo primero que pensamos es en nuestros parientes más cercanos. Sólo ellos pueden aceptarnos con la mente abierta, independientemente de nuestras ganancias y beneficios. pérdidas.
La emoción no es ni una bebida fuerte ni una bebida dulce. Es sólo un vaso de agua pura hervida. Aunque es incoloro e insípido, no puede abandonar nuestras vidas ni por un momento. No nos emocionará, pero puede tranquilizarnos; no nos brindará una experiencia inolvidable, pero siempre puede brindarnos una nutrición indispensable. La familia tiene su propia simplicidad y naturaleza, y no necesita ser elaborada deliberadamente. Cuando nos damos cuenta, ya se ha filtrado silenciosamente en la punta de nuestros dedos.
En el complicado mundo de los mortales, por ese amor, por muy lejos, por ruidoso o solitario que sea. Nuestros corazones son siempre ligeros.
El amor familiar es como el agua, pura y transparente; el agua es como la familia, continua...