Un ensayo sobre hechos indiscutibles.
Si una pizarra. es un vasto océano, entonces el maestro es un excelente marinero en el mar. En el momento en que sonó la campana, usaste el puntero para remar el libro de texto y flotaste en el puerto como un barco. En el libro de texto, las preguntas están amontonadas como piedras. Tu postura es realista, como la de un pájaro volador, agitando hermosos arcos en el podio: un barco flotando desde el cielo como una nube, como tu corazón brillante, volando alto.
Maestro, usted no es actor, pero ha atraído nuestros ojos hambrientos; no es cantante, ni tiene un escenario magnífico y rodeado de flores. Un podio de un metro y una pizarra son el mundo de tu vida. Frente a docenas de pares de ojos confundidos y ansiosos, usas tu voz cantante para difundir el sol del amor y la lluvia de la sabiduría sin dudarlo. Junto a la melodía del maestro, aprendimos a cantar con el alma y perseguir con sinceridad; tú no eres escultor, pero estás moldeando el alma de un grupo de jóvenes... Maestro, maestro, ¡cómo olvidarte!
¡Ah, profesora! ¡El ingeniero del alma humana, sólo con este glorioso nombre, puede tener una connotación tan rica como el mar y tan profunda como el cielo azul! Maestro, este nombre deslumbrante permanecerá en lo alto de nuestros corazones para siempre como una estrella brillante.
Gracias por no convertir el aprendizaje en un trabajo, en un placer; gracias por hacernos entender nuestro propio valor; gracias por ayudarnos a encontrar nuestro propio saber y dejarnos hacer las cosas mejor; todo el camino y protegiéndonos del viento y la lluvia; gracias...
Algunas personas dicen: Los maestros son como las montañas, porque las montañas son altas y respetables. Y también quiero decir que la amabilidad del profesor es como un mar y es inolvidable.
Tú eres el fuego de carbón en el duro invierno, la dulce primavera en el caluroso verano y el faro en el mar brumoso.
Dentro de unos años o décadas, cuando hayamos logrado grandes logros y tengamos certificados, medallas de oro y certificados en la mano, nunca olvidaremos el arduo trabajo que han realizado por nosotros y nos guían para seguir adelante. nuestros ideales.
Querido maestro, tus sinceras enseñanzas son como la brisa y la lluvia primaverales, y nunca serán olvidadas en mi corazón. Sinceramente te deseo felicidad.