Adiós a la prosa del Día del Niño
Adiós al patio lleno de nuestras huellas; adiós al camino donde vuelan nuestras canciones; adiós al aula llena de nuestras risas. Este escritorio, este pizarrón, déjame tocarlo de nuevo - adiós; alféizar de la ventana verde, ventana de vidrio transparente, limpiémoslo de nuevo - adiós esa melodía familiar, esa hermosa canción, cantemos una vez más con tu corazón - Adiós. Estudié las fotos grupales de la clase una por una, cada rostro almacenado en mi memoria.
Cuando casualmente abrimos el álbum de fotos, lo que nos saludó fue nuestra joven figura, tomados de la mano de nuestros padres y caminando hacia esta alma mater llena de amor. Ya todos somos mayores y nuestra boca todavía balbucea. Al mirar esa foto, no pude evitar sonreír. Éramos tan ingenuos e infantiles en ese momento.
Al ver esta foto con mi compañero de escritorio, me pareció estar de vuelta en un salón de clases familiar. Por un problema de matemáticas, mi compañero de escritorio y yo discutimos acaloradamente y nadie quedó convencido. De una clase a otra, de una clase a otra, finalmente apareció sobre el escritorio la "Línea 38". Después de una cuidadosa consideración, encontramos que sólo hay dos soluciones a este problema. Poco a poco el "Paralelo 38" desapareció y volvimos a ser buenos socios. Ahora piense en lo preciosos que son los momentos capturados por la cámara. Creo que este es mi mejor recuerdo de infancia.
Otra foto. Hay compañeros y profesores que se llevan bien con nosotros todos los días. Me pareció escuchar de nuevo la vieja canción que cantábamos junto al arroyo, soplando sobre los hermosos dientes de león en el bosque, dejando que nos quitaran nuestros sueños felices. Deja atrás todas las preocupaciones y deja que la risa resuene en cada uno de nuestros corazones.
Esta es la última foto. Esta es una foto de nuestra clase. El rostro de todos está lleno de una sonrisa alegre. Esa sonrisa es un símbolo de éxito. En innumerables días, cuando nos rodea una somnolencia profunda, apretamos los dientes y tomamos una decisión: si trabajamos más duro, la luz del sol no estará muy lejos. Finalmente lo logramos. Esa sonrisa es la sonrisa más hermosa del mundo.
Cada fotografía registra un momento maravilloso y es el mejor regalo que me ha hecho mi alma mater. No olvidaré, no olvidaré el alma mater que me crió. ¡El tiempo que pase en mi alma mater será el mejor recuerdo de mi vida!
¡Adiós, mi querida alma mater!