Tener un gato dañará a su bebé de por vida, y tener un gato en casa dañará a su hijo de por vida.
En primer lugar, llevarse bien con los gatos puede cultivar el sentido de responsabilidad y amor de los niños. Criar un gato requiere alimentación regular, limpieza de arena para gatos, aseo, etc. Estas tareas enseñan a los niños a asumir responsabilidades y preocuparse por los demás. Cuidar animales pequeños también puede educar a los niños a cuidar vidas débiles y cultivar la empatía y la bondad de los niños.
En segundo lugar, la interacción con los gatos ayuda a mejorar las habilidades sociales y la expresión emocional de los niños. Jugar, acariciar y comunicarse con los gatos puede fortalecer el vínculo emocional entre los niños y los animales y cultivar sus habilidades de comunicación y expresión. Esto es beneficioso para el desarrollo social y el bienestar emocional del niño.
Además, algunos estudios han descubierto que el contacto con gatos puede fortalecer el sistema inmunológico de los niños. Si bien los gatos a veces pueden ser portadores de algunas bacterias o parásitos, el cuidado adecuado y los controles veterinarios periódicos pueden reducir estos riesgos. Al mismo tiempo, los microorganismos de los gatos también pueden estimular el sistema inmunológico del niño y mejorar la resistencia.