Una composición lírica sobre el objeto de apoyo: 600 palabras de nostalgia por la vida escolar primaria.
Un alto álamo junto al estanque susurra en otoño. Las hojas cayeron una a una, algunas se arremolinaron en el aire durante mucho tiempo y luego, de mala gana, cayeron al suelo. Parecía reacia a abandonar el gran álamo, la madre que lo había estado criando. Algunos cayeron de las ramas de arriba y colgaron de las ramas de abajo. Es un abrazo sincero y un apego persistente en otoño. Aterrizando lentamente sobre el agua. Hay una gruesa capa de hojas caídas al lado del estanque. De repente, entre el amarillo marchito, apareció una hoja de color verde brillante. ¿Por qué esta hoja es tan joven? Quizás sea la última hoja en flor de un álamo temblón. No ha completado el curso de la vida, pero todavía sueña con la juventud. De mala gana, el despiadado viento otoñal llegó según lo previsto con pasos pausados y rostro frío, y se vio obligado a abandonar las ramas como otras hojas.
Cuando llegue la temporada, que se separen por fin, no queda otra opción. ¿Quién prestaría atención a una hoja verde que aún no ha crecido?
Sopló otra ráfaga de viento otoñal y el estanque se volvió ruidoso. La voz parecía decir: espera hasta el año que viene.
¡Ay! Vi que no estaban deprimidos ni tristes, se estaban gestando tranquilamente, gestando una primavera más brillante y mejor...
Guau - interrumpido por un estallido de aplausos y el ruido de los niños mis pensamientos. Resulta que no muy lejos del estanque hay un palacio para niños. Un anciano de pelo blanco con un pañuelo rojo brillante flotando sobre su pecho les contaba a los niños una historia sobre un héroe antijaponés. Los niños quedaron conmovidos por el pequeño héroe de la historia que sacrificó su vida por el país.
Todavía es el otoño silencioso y el susurro del viento otoñal.