Planes de futuro para formadores corporativos
Aunque no animamos a los formadores corporativos a realizar un análisis detallado, es obvio que un formador exitoso necesita un cierto grado de autoconciencia y autoaceptación. Cuanto mayor sea nuestra autoconciencia, más opciones y libertad tendremos. Como cualquier otro trabajo de "ayudar" a los demás, es importante ser consciente de lo que nos motiva. ?
2. La capacidad de inspirar a otros.
Los formadores corporativos no pueden pedir a sus alumnos que hagan cosas que no pueden o no quieren hacer en sus vidas. Los formadores son conscientes de las necesidades de desarrollo de los alumnos y los animan a identificarse con sus propios sentimientos y valores y a esforzarse por alcanzar sus objetivos más elevados. Los formadores corporativos exitosos aprovechan la motivación intrínseca de sus alumnos en lugar de aprovechar las presiones externas. La creencia del formador es permitir que los alumnos desarrollen su potencial. Los formadores corporativos pueden ayudar a los alumnos a superar los obstáculos y limitaciones que les impidan alcanzar sus objetivos. No todo el mundo nace con la capacidad de inspirar a otros. Algunas personas son excelentes para educar y apoyar a otros a vivir lo que consideran vidas difíciles o dolorosas. Los formadores de negocios exitosos inspiran y alientan a quienes dudan y no asumen riesgos, construyendo una red de seguridad. El fracaso es retroalimentación y una oportunidad para crecer. Los formadores y aprendices corporativos que no estén dispuestos a correr el riesgo de fracasar se estancarán.
3. La capacidad de construir relaciones.
Los formadores corporativos deben parecer accesibles, amigables y dignos de confianza. Creen que la formación es algo muy importante. Los formadores deben ser útiles, ingeniosos y capaces de expresarse plenamente. Deben concentrarse en completar la tarea sin pensar en ganancias y pérdidas. El éxito de la formación depende en gran medida de la relación entre los formadores corporativos y los alumnos.
4. Flexibilidad.
A diferencia de los formadores que tienen un horario de cursos fijo, los horarios de formación son flexibles. Los formadores y alumnos trabajan juntos para identificar prioridades y objetivos y desarrollar planes de acción para lograr cambios de comportamiento. Pero este cronograma no es fijo. Los excelentes capacitadores corporativos pueden ajustar el cronograma y realizar capacitación "extracurricular" para satisfacer las diferentes necesidades de las personas. Lo que es importante para el alumno (no para el formador) determina el cronograma.
5. Habilidades comunicativas.
Muchas personas suelen recurrir a la formación cuando tienen dificultades para comunicarse con socios, colegas y clientes. Otros necesitan entrenadores personales que los ayuden en diferentes transiciones, incluidos momentos difíciles en las relaciones familiares o de pareja. Se espera que los formadores posean amplias habilidades interpersonales y de comunicación y demuestren sensibilidad y paciencia con las preocupaciones de los demás. Los formadores deben poder empatizar con sus alumnos y expresar reconocimiento y comprensión de sus visiones del mundo, valores, miedos y sueños. Los formadores deben poder escuchar, hacer preguntas apropiadas que inspiren entusiasmo y dar comentarios claros y directos con frecuencia. Es importante que el formador esté dispuesto a comunicarse abiertamente y sea capaz de identificar claramente el comportamiento no deseado sin preocuparse demasiado por la resistencia del alumno o por avergonzarlo o no agradarle.
6.
Formar significa acción. El autoanálisis, la intuición y la autoconciencia siempre suceden en acción. Por ejemplo, ¿cómo logramos un determinado objetivo o cambiamos un determinado comportamiento? ¿Cómo responderá el aprendiz a las nuevas ideas? Los entrenadores no pueden simplemente quedarse en el estado inicial de entrenamiento, o caer en preocupaciones sobre las emociones y objetivos, o miedo al fracaso. Si un estudiante inicialmente no tiene éxito, un buen formador puede ayudarlo a identificar las razones de su bloqueo e ineficiencia mientras lo mantiene motivado. Los formadores creen que las personas tienen suficiente inteligencia, creatividad y empuje para triunfar, pero necesitan ayuda para alcanzar sus objetivos.
7. Capacidad de control.
El cambio a veces es doloroso. Independientemente de los resultados y beneficios finales, los alumnos a menudo se resisten al cambio por temor a perder algo en el proceso. La formación tiene que ver con el desarrollo, el crecimiento y el cambio. La concentración y la perseverancia mostradas por el formador, así como el control para centrarse en los objetivos y planes de acción, conducirán en última instancia a los cambios de comportamiento deseados y duraderos.
8. Capacidad de captar los límites profesionales.
La formación no es una panacea que funcione para todos, ni es apta para todos.
Es muy importante seleccionar a los estudiantes y establecer una "buena relación de cooperación" entre formadores y estudiantes. Es posible que algunas personas no sean adecuadas para aprender y cambiar, por lo que un capacitador puede no ser el método más eficaz para ellas. La formación no puede ser buena para todos. Ningún entrenador lo sabe todo ni puede ayudar a todos. Los buenos entrenadores suelen conocer sus propias habilidades y limitaciones.
9. Capacidad para diagnosticar problemas y encontrar soluciones.
Los formadores deben recopilar información sobre los estudiantes para determinar sus necesidades específicas. Si bien las habilidades de evaluación y negociación se pueden aprender, un capacitador exitoso debe poseer ciertas cualidades que le permitan utilizar esta información de manera más creativa para diagnosticar los problemas de los alumnos o encontrar soluciones interesantes. Estas cualidades: Comprensión genuina de las preguntas que se formulan; Reconocimiento de lo que está "mal" y lo que se debe hacer; Capacidad para aplicar la teoría a situaciones prácticas; La creatividad puede proporcionar nuevas ideas y nuevas perspectivas para resolver problemas.
10. Tener capacidad para emprender negocios.
Los formadores no sólo venden productos intangibles, sino también a ellos mismos. En un entorno de mercado cada vez más competitivo, cuando las personas eligen un formador, no sólo consideran si éste puede explicar claramente la necesidad y los beneficios especiales de sus proyectos de formación, sino también la calidad de los servicios que pueden proporcionar. Para promocionarse con éxito y tener éxito en los negocios, un formador debe tener: dedicación y un fuerte deseo de triunfar, una gran confianza en sí mismo y en lo que ofrece, la capacidad de automotivarse (la capacidad de hacer que las cosas sucedan), una fuerte Sentido de entrenamiento: entusiasmo “contagioso”, la confianza para “hacer las cosas bien”, la energía para hacer las cosas, la resiliencia y la determinación para enfrentar el rechazo. Una voluntad de asumir nuevos riesgos y desafíos y entrar en territorios inexplorados, un espíritu innovador que continuamente los desafía y los alienta a desarrollar estrategias de ventas más nuevas y exitosas, y un deseo competitivo de ganar nuevos negocios.
Como formador comprometido con el desarrollo de recursos humanos, especialmente en el mundo actual "orientado a las personas", debemos tener las cualidades mencionadas anteriormente. Para aumentar las posibilidades de éxito en este ámbito empresarial, los futuros formadores deberían poner a prueba sus propias cualidades y descubrir sus fortalezas y debilidades.