Todo el mundo tiene una historia vergonzosa.
No todo el mundo es un santo, tendrá motivos egoístas y tomará las medidas correspondientes para maximizar sus propios intereses. Los que tienen buena conciencia estarán más limpios, mientras que los que no tienen vergüenza harán cualquier cosa que les plazca. En aras del beneficio, uno puede traicionar a sus amigos, rebelarse contra sus familiares o incluso matar a sus padres y hermanos. Ya no habrá culpa en sus corazones, sólo el gozo después de la victoria.
Todo el mundo tiene una historia sucia, o incluso más de una. Siempre habrá manchas en la vida. Nadie tiene la conciencia tranquila en toda su vida, pero todos han aprendido a disfrazarse. Las personas son complejas y es imposible distinguir entre simples "buenos" y "malos". Lo único que podemos decir es que si no te portas tan mal, ya eres una buena persona.