Poema en prosa triste
Gotea del borde del paraguas, las lágrimas de las tres primeras estaciones. El hielo y el cielo lastimaron mis pies y un fuego jaló mis pasos. Algunas cicatrices, un poco de sangre, una expresión sostenida.
Vuelve a sentir tu bolsillo. Las letras amarillentas de inicio siguen ahí. La vegetación de los padres no se marchita. Los muros de ladrillos azules, los patios estrechos y el humo en espiral levantan el turbante del pueblo. Hay hielo debajo de los aleros y la brillante infancia se hará añicos en un instante.
En el callejón nocturno debe haber una chica del pueblo con sombrero, mi amiga de la infancia. Bajo la lluvia invernal, recogió las flores primaverales y los frutos otoñales de un árbol, calmando sus sueños lejanos.
Ahora sus piernas están viejas y solo puede escuchar los pasos tambaleantes bajo la lluvia fuera de la ventana de diciembre...
Viejo buzón
Abrir la cerradura oxidada y esas tentaciones doradas se han ido. La historia de mi juventud se pierde en el polvo del tiempo. La palabra nostalgia es como un ratón escondido en un rincón.
La caja verde vacía es como una belleza moribunda, un viejo camión de correo, deambulando en la turbia corriente del mundo. Que me espera con el corazón en paz, la variación de pensamientos y saludos, como máximo 11 centavos la pieza.
Pienso en los gansos cisne de mi sueño, perfumados con tinta, posados en las ramas de la juventud. El amor florece en forma de flores y cautiva a los viajeros en todas las estaciones.
Canciones sin letra
Una canción sin letra siempre suena en marzo, golpeando cada capullo, y es la primavera del aprendizaje de idiomas.
Del juego del tiempo y el espacio, escuché las notas emitidas por los pájaros, la melodía escrita por el agua, las inevitables risas y lágrimas, y los poemas sin título, chocando constantemente.
La realidad se encuentra con la realidad, una obra maestra que no necesita anotaciones, que brota en el hielo y la nieve, da a luz a un hijo de la roca, el poder de su flor es imparable.