Sé tu propia prosa de Bole
No hay muchos medios de comunicación en esta ciudad, y hay aún menos gente. Tengo que recomendarme proactivamente. Busqué las direcciones de varios periódicos y revistas y me recomendé uno por uno a los vendedores. Lo que recibí fue más bien un rechazo amable y ocasionalmente una mirada en blanco. Después de correr durante dos días, casi todos los periódicos y revistas de la ciudad me pidieron que corriera. Incluso cuando estaba frustrado, una revista me rechazó. Justo antes de irme, el presidente me detuvo y me dijo: "Déjame ver tu trabajo". Estaba tan emocionado que no sabía qué hacer. Le presenté los artículos publicados uno por uno. Después de leerlo, dijo con una sonrisa: "Tenemos editores responsables de todas las columnas. Si estás interesado, puedes quedarte a corregir y ayudar al editor con algunos manuscritos".
Asentí sin dudarlo: "Estoy dispuesto a quedarme". Sé que esta es una oportunidad única para aprender y hacer ejercicio. Aunque no te hayas convertido en editor, puedes acumular experiencia laboral y profundizar tu comprensión de esta industria.
Aprecio especialmente esta oportunidad. Llego temprano a la oficina todos los días, trapeo el piso, busco agua y vacío tubos de papel. Humildemente pregunté a cada editor qué no entendía, leí atentamente los manuscritos corregidos por editores experimentados y registré cuidadosamente en mi diario lo que valía la pena aprender. La revisión puede parecer una función pequeña, pero en realidad tiene una gran responsabilidad. Una vez publicada la revista, todos los errores tipográficos y ortográficos están sujetos a revisión. Después de editar y corregir cada número, tengo que revisarlo tres veces, a veces cuatro o cinco veces. Después de salir del trabajo, lo vi en el autobús donde la escuela estaba muy despejada. Cuando llegué a casa, me tumbé debajo de la colcha y lo leí palabra por palabra. Intenté pensar dos veces en cada palabra propensa a errores antes de que fuera exacta. Incluso si te apresuras a finalizar el borrador, no te atrevas a ser descuidado. Tengo que tener confianza en mí mismo. Durante el proceso de revisión, estudié repetidamente el estilo de la revista, las características de selección del editor, la redacción del título y la maquetación. Quiero aprovechar esta oportunidad y acumular más experiencia laboral.
Un día, medio año después, el presidente me llamó a la oficina. Resultó que un editor renunció y el presidente me pidió que me hiciera cargo de la página. Al ver mi falta de confianza, el presidente me animó y dijo: "He leído su trabajo y usted ha contribuido mucho a la mejora continua de la calidad de la revista. Creo en usted". "Cuando te dejé, quería probar si podías sentarte en el banquillo y ser editor. No me decepcionaste."
Realicé mi sueño profesional y aprecio aún más esta oportunidad. Soy editor desde hace 9 años y mis columnas han ganado muchos premios.
En el ámbito laboral, el mejor empleado eres tú mismo. Ante las oportunidades, aquellos que sean diligentes, dedicados y dedicados se convertirán en los ganadores finales. Eres tu propio jefe y la oportunidad está en tus propias manos. Eres el planificador y pionero de tu carrera.