Una composición sobre el dolor de nariz en el primer volumen del quinto grado.
La composición sobre el dolor de nariz en el primer volumen del quinto grado es la siguiente:
Artículo 1: La experiencia del dolor de nariz
En nuestro En nuestras vidas, a veces suceden cosas que nos hacen sentir dolor de nariz. Estas cosas pueden ser pequeños toques o pueden ser un dolor profundo. Cuando estaba en quinto grado, tuve una experiencia de dolor de nariz.
Era una tarde soleada y mis amigos y yo estábamos jugando en el parque. Lo estábamos pasando muy bien hasta que notamos que una niña lloraba. Tenía la cara manchada de lágrimas y parecía muy triste. Nos acercamos y le preguntamos qué pasó y ella dijo que su madre había desaparecido.
Me sentí muy triste cuando la vi llorar. Pensé en salir con mi mamá cuando era niño. ¿Cómo me sentiría si mi madre también se fuera? No podía imaginarlo, pero sabía que debía ser algo muy aterrador.
Entonces decidí ayudar a esta pequeña niña a encontrar a su madre. Le preguntamos el nombre y el número de teléfono de su madre y luego la llamamos. Mientras esperaba, la niña tomó mi mano con fuerza y sus lágrimas seguían fluyendo.
Cuando le dije que habían encontrado a mi madre, una brillante sonrisa apareció inmediatamente en su rostro. Ella me abrazó y me dio un abrazo de agradecimiento. Miré su cara feliz y de repente me dolía la nariz y las lágrimas brotaron de mis ojos.
Me doy cuenta de que hay muchas personas en este mundo que necesitan nuestra ayuda. Podemos mejorar la vida de otras personas a través de nuestro propio poder. Este pensamiento llenó mi corazón de calidez y emoción.
Esa experiencia de tener dolor de nariz me hizo comprender la importancia de ayudar a los demás. Aunque paguemos algún precio, nuestro corazón se volverá más pleno y hermoso al ayudar a los demás. Creo que esto se aplica no sólo a ayudar a los demás, sino también a otros aspectos de nuestras vidas. Trabajemos juntos para hacer de este mundo un lugar mejor.
Parte 2: La experiencia del dolor de nariz
En nuestras vidas, a veces suceden cosas que nos hacen sentir dolor de nariz. Estas cosas pueden ser pequeños toques o pueden ser un dolor profundo. Cuando estaba en quinto grado, tuve una experiencia de dolor de nariz.
Era una tarde soleada y mis amigos y yo estábamos jugando en el parque. Nos estábamos divirtiendo hasta que escuché una voz débil que llamaba mi nombre. Giré la cabeza y vi a un anciano sentado en un banco del parque, con una expresión de cansancio e impotencia en el rostro.
Me acerqué y le pregunté qué estaba pasando. Dijo que no había comido en todo el día y que sólo quería un lugar para descansar. Después de escuchar esto, me sentí muy triste. Saqué el pan y una botella de agua de mi bolso y se los entregué. Me miró agradecido, con los ojos llenos de lágrimas.
Cuando miré su apariencia, sentí que me dolía la nariz. Me siento triste porque es un anciano sin hogar y necesita nuestra ayuda. Pensé en mis abuelos, que son mayores, y en lo triste que estaría si esto les pasara a ellos.
A partir de ese día entendí que hay que ayudar a los necesitados. A veces, todo lo que necesitamos es una pequeña acción para que se sientan cálidos y cuidados. Esta experiencia me hizo comprender que la vida no es fácil y también me hizo valorar más todo lo que tengo.
Ahora, cada vez que veo personas sin hogar, pienso en esa tarde y en el anciano que me hizo doler la nariz. Espero que cada uno de nosotros pueda tener un corazón bondadoso para ayudar a los necesitados y hacer del mundo un lugar mejor.