¿Por qué Jane? En la serie de novelas "Wolf Hall", ¿Seymour es retratado como un buscador de oro?
Todo en la novela/serie se revela a través de los ojos de Cromwell. Cuando Jane Seymour se nos aparece por primera vez, es una chica dulce y tímida que se ajusta a las preferencias de Cromwell en cuanto a mujeres (parecía preferir el cabello rubio y los ángeles lindos, como su esposa perdida hace mucho tiempo o María Bolena). También simpatizará con ella porque es poco atractivo, insociable y, a menudo, ignorado.
A primera vista, parece que Mantel quiere que Jane corresponda a sus sentimientos. Debido a la separación de circunstancias (la repentina atracción del rey Enrique por ella y las ambiciones de su familia), ambos se vieron obligados a aceptar su destino y seguir adelante. Pero debemos recordar que éste era el punto de vista de Cromwell. Toda la novela analiza la apariencia de la vida más que las consecuencias de una ambición ciega: la realidad está lejos de ser romántica.
Por eso la gente podría pensar que es preocupante que Jane no esté casada en este punto de la historia. Anhelaba casarse con Cromwell. Luego se da cuenta de que le agrada al rey y, para atraparlo mejor, lo arroja fríamente a la basura. O ambos. Apoyo plenamente esta descripción de ella, que probablemente sea históricamente más precisa que la representación de Annabelle Wallis de Santa María en los Tudor, aunque la atracción entre Cromwell y Jane fue creada por el autor.
Un detalle interesante de un artículo que leí que confirma la teoría del programa de televisión Jane's Costumes: que sus ambiciones están ocultas en su apariencia inofensiva: los personajes visten elegantemente con un vestido oscuro, pero los puños las mangas largas son de un azul vibrante (los puños de Cromwell también fueron un regalo, otro detalle que podría significar que su alianza estaba conspirando contra la reina Ana).
Es cierto que la ardiente descripción que hace Mantel de Ana Bolena (interpretada por Lissa Bryan) no le hace justicia, pero la complejidad de la novela (y del autor La belleza de la prosa) las convierte en una necesidad en el mundo de ficción histórica.