La Red de Conocimientos Pedagógicos - Conocimientos históricos - ¿Por qué estamos tan disgustados con los métodos educativos de nuestros padres?

¿Por qué estamos tan disgustados con los métodos educativos de nuestros padres?

Lo que quiero decir es por qué algunos padres siempre están dispuestos a soportar dificultades, especialmente cuando tienen una lavadora, para demostrar ahorro. Además, te tienen que obligar a lavarlo a mano. Si usas la lavadora te llamarán perezoso. Si no comes frutas frescas, tendrás que recoger frutas podridas y luego comer frutas podridas de principio a fin. Si tiras la fruta podrida, ella se enfadará contigo y te regañará por pasar demasiados días buenos al aire libre. Cuando era pequeña, no comía todas las cosas mohosas como de costumbre y no vi ningún problema. En verano puedes tomar un taxi, pero aún así tienes que caminar, y luego, cuando estés cansado, te regañarán y te sentirás mal. Tienes que llevarla al hospital. Ella es una de las cien personas que no está dispuesta a gastar ese dinero, dice que está gravemente enferma y llora porque se siente miserable. Si no comes las verduras frescas que estás friendo ahora, tendrás que comer las sobras. Ojalá pudiera calentarlos tres veces al día e incluso tomar sopa. Llévalos de viaje sin jugar ni comer. En lo que te centras es en un concepto de consumo. Cuando te veo comiendo, bebiendo y divirtiéndote, te regaño por gastar dinero afuera porque no tienes vida. Parece que a sus ojos, ser holgazán y disfrutar de la felicidad es pecado, y estar cómodo es pecado. Es pecado comer bien, vestir bien y usar bien. Debe utilizar el autoabuso para despertar el sentimiento de culpa del niño para controlarlo. Por favor pregunte, ¿le estamos obligando a enseñar este tipo de tristeza autoimpuesta?

En nuestras vidas, a veces tenemos que afrontar una situación en la que nuestros padres pueden ejercer un tipo de presión sobre nosotros que quizás no nos guste pero que creemos necesaria. Esto puede parecer una especie de "educación del sufrimiento", cuya esencia es influir en nuestra actitud ante la vida y la vida a través de los fracasos o reveses de los padres. Para decirlo sin rodeos, aunque pueda hacernos sentir incómodos o ansiosos a corto plazo, debemos entender que la esencia de esta educación es para nuestro propio beneficio y puede tener un profundo impacto en nuestro futuro.

En primer lugar, debemos entender que los padres pueden utilizar sus reveses o fracasos como una lección para nosotros mientras crecemos. Esperan que podamos aprender de sus experiencias y evitar volver a cometer los mismos errores. Este tipo de educación se justifica hasta cierto punto porque podemos aprender algunas lecciones importantes de los fracasos de nuestros padres, como cómo evitar riesgos y cómo afrontar mejor los desafíos de la vida.

En segundo lugar, este tipo de educación puede ayudarnos a comprender mejor a nuestros padres. Cuando vemos sus frustraciones y fracasos, podemos aprender más sobre sus vidas y experiencias, creando conexiones y vínculos emocionales más profundos. Esta conexión no solo puede ayudarnos a obtener más apoyo cuando enfrentemos dificultades en el futuro, sino que también puede ayudarnos a comprender mejor a nuestros padres en el futuro.

Finalmente, este tipo de educación también puede ayudarnos a comprender mejor la vida. Al ver las frustraciones y fracasos de nuestros padres, podemos comprender mejor los altibajos y las incertidumbres de la vida. Podemos aprender a aceptar los fracasos y los reveses y aprender de ellos para afrontar mejor los desafíos futuros.

Además, siempre hemos escuchado a nuestros padres decir "Todo esto es por tu bien" desde que éramos pequeños. Este parece ser el lenguaje mágico que utilizan nuestros padres para controlarnos. Pero, de hecho, este es un "hechizo" de lo más molesto.

En primer lugar, debe quedar claro que cada uno tiene su propia vida y sus propias decisiones, y estas decisiones deben basarse en el libre albedrío y el pensamiento independiente. Si los padres siempre utilizan "todo es por tu bien" como excusa para sus acciones y decisiones, entonces en realidad nos están privando de nuestra libertad y derechos.

En segundo lugar, la razón "todo es por tu propio bien" se utiliza a menudo para encubrir el egoísmo y los errores de los propios padres. Quizás piensen que sus decisiones se toman por amor y preocupación por nosotros, pero en realidad, sus decisiones pueden tener un gran impacto en nuestras vidas, y no siempre de manera positiva.

En tercer lugar, también debemos darnos cuenta de que las decisiones de los padres no siempre son perfectas. Sus experiencias y vidas pueden ser diferentes a las nuestras, por lo que es posible que sus consejos y orientación no siempre se apliquen a nosotros. Tenemos derecho a tomar nuestras propias decisiones y elegir lo que creemos que es mejor.

En definitiva, el motivo de "todo es por tu bien" es el más molesto, aunque sea bien intencionado. Como niños lo que queremos es comprensión y respeto, no aceptación pasiva y órdenes forzadas. En la relación entre padres e hijos, la comprensión y el respeto deben ser la piedra angular más importante, no la superioridad moral de los padres y nuestra impotencia.

Además, ¿por qué odiamos tanto la educación sufriente?

En nuestra sociedad, la educación siempre se ha considerado un proceso importante que nos ayuda a adquirir conocimientos, mejorar habilidades y dar forma al futuro. A veces, sin embargo, la forma de educación puede resultar controvertida, especialmente cuando es demasiado dura e incluso puede dañar nuestra salud física y mental.

Esto es lo que llamamos "educación del sufrimiento".

La educación del sufrimiento, como su nombre indica, es un método educativo que pone énfasis en la disciplina, la obediencia y el sacrificio. En este sistema educativo, a menudo se nos exige que hagamos mucho trabajo repetitivo, o enfrentamos una presión de aprendizaje extremadamente alta, e incluso podemos vernos obligados a aceptar dolor físico o psicológico. La intención original de este tipo de educación puede ser moldear nuestro carácter y cultivar de esta manera nuestra tenacidad y perseverancia, pero su efecto real es a menudo insatisfactorio.

En primer lugar, debemos entender que la educación no es sólo un proceso racional, sino que también involucra emociones y experiencias personales. Cuando una persona siente dolor y estrés durante el proceso de aprendizaje, sin duda afectará su entusiasmo por aprender y su salud mental. Y, cuando este dolor y estrés no se alivian eficazmente, pueden provocar problemas de salud mental a largo plazo.

En segundo lugar, la educación sufrida a menudo mata la creatividad y el pensamiento crítico de una persona. Cuando nos obligamos a aprender según un patrón fijo, es posible que perdamos gradualmente nuestra curiosidad por lo desconocido y la capacidad de pensar profundamente en los problemas. Estas dos habilidades son el motor del progreso social y el crecimiento personal.

En tercer lugar, la educación sufrida puede obstaculizar nuestro crecimiento y desarrollo personal. Cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje e intereses. Obligarnos a aprender según un modelo estandarizado puede obstaculizar nuestro desarrollo personal. Y este tipo de educación muchas veces sólo se centra en nuestro desempeño externo e ignora sus intereses y potencial personales.

La razón por la que odiamos la difícil educación de los padres es su impacto negativo en la salud física y mental personal, la creatividad, el pensamiento crítico y el crecimiento personal. Por lo tanto, debemos buscar un enfoque más humano de la educación, respetar las diferencias individuales de cada persona y centrarnos en nuestro desarrollo integral.

En general, aunque podamos odiar la dura educación de nuestros padres, debemos darnos cuenta de que la esencia de esta educación es para nuestro beneficio. Esta educación puede ayudarnos a aprender importantes lecciones de vida, construir relaciones y vínculos emocionales más profundos y obtener una mejor comprensión de la vida. Por tanto, deberíamos aceptar y comprender esta educación tanto como sea posible en lugar de resistirnos a ella.