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Reflexiones sobre Xinjiang en la historia

Reflexiones sobre la historia de Xinjiang, China

Después de revisar el desarrollo de la jurisprudencia, el autor señala que es imposible explicar el sistema jurídico a partir de un único y absoluto factor o causa.

Muchos factores sociales, económicos, psicológicos, históricos y culturales, así como muchos juicios de valor, influyen y determinan la legislación y la justicia.

El derecho es una red compleja, y la tarea de la jurisprudencia es tejer todos los hilos que componen esta red.

Por lo tanto, debemos construir una jurisprudencia integral basada en todas las contribuciones hechas por las personas en el pasado.

Cualquier sistema jurídico debe prestar atención a la libertad, la seguridad, la igualdad y otros valores básicos que trascienden la relatividad de las estructuras sociales y económicas, de lo contrario no se puede establecer el orden social.

Por ello, el autor toma como centro el orden y la justicia y elabora detallada y profundamente la naturaleza y función del derecho.

En opinión del autor, el elemento secuencial del derecho implica si un grupo o sociedad política adopta ciertas reglas organizativas y estándares de comportamiento. El concepto de orden involucra la forma de vida social más que la naturaleza de la vida social. Esencia y calidad.

La justicia se centra en el contenido de las normas jurídicas y los acuerdos institucionales, su impacto en los seres humanos y su valor en la felicidad humana y la construcción de la civilización.

Satisfacer las necesidades y demandas razonables de los individuos y al mismo tiempo promover el grado de progreso productivo y cohesión social necesarios para mantener una forma de vida social civilizada son los objetivos de la justicia.

La justicia consta de tres elementos básicos: seguridad, igualdad y libertad, y está arraigada en la naturaleza humana. Por lo tanto, el éxito de un sistema legal depende de la capacidad de equilibrar estos tres de una manera asequible y razonable. Para cumplir sus funciones, el sistema jurídico debe esforzarse por lograr la justicia y crear orden.

La llamada ley es una síntesis de orden y justicia, cuyo objetivo es crear un orden social justo.

Un sistema jurídico eficaz y dinámico debe tener estabilidad y certeza, pero al mismo tiempo también debe estar sujeto a las necesidades del desarrollo social.

Debemos buscar cierta armonía entre las fuerzas contradictorias del movimiento y la quietud, la conservación y el cambio, la eternidad y la impermanencia.

El derecho debe conectar hábilmente el pasado con el presente sin perder de vista los imperativos del futuro.

El autor también señala que el derecho es a la vez político y social, y que existen diferencias potenciales entre ambos. Sólo cuando las normas formuladas por los legisladores sean completamente consistentes con los juicios de valor y los intereses prácticos de toda la sociedad podrán alcanzar el nivel ideal.

Sin embargo, la realidad muchas veces no lo consigue. Para realizar la intención del legislador, la ley debe ser coercitiva. Ésta es la esencia del derecho como defensor de la paz y la justicia social.

Aquí, el autor distingue entre la efectividad de los decretos legales y su efectividad en las instituciones sociales, y discute las cuestiones relacionadas de si las leyes injustas son leyes y las sanciones.

Cuando la validez de una regla o conjunto de reglas se ve amenazada por la moralidad, su validez puede convertirse en un caparazón sin sentido.

Sólo el cumplimiento de los requisitos básicos de una justicia que complemente el orden formal de los acuerdos jurídicos puede evitar que el sistema jurídico colapse total o parcialmente.

La estipulación de sanciones tiene por objeto asegurar la observancia y ejecución del orden jurídico y hacer cumplir el orden establecido.

Pero la función principal del derecho no es castigar y reprimir, sino proporcionar disposiciones normativas para la convivencia humana y la satisfacción de algunas necesidades básicas.

Cuanto menos necesario sea el uso de sanciones coercitivas, mejor podrá la ley lograr su propósito de consolidar la paz y la armonía social. Por tanto, el uso de la coerción no debe considerarse la esencia del derecho.

Sin embargo, mientras exista un gran número de actividades ilegales en la sociedad organizada y en la comunidad internacional, entonces la ley no puede prescindir de medidas coercitivas como último recurso para lograr su eficacia.