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Juan el Reverendo allanó el camino para las computadoras: ayudó a la fabricación.
Zhao Youdan
Durante una década, la mayoría de las reformas humanas más profundas requirieron una precisión brutal. Desde lo engorroso de construir automóviles con obleas de silicio hasta la incapacidad de ver los contornos de características diminutas, la tecnología actual se pregunta si es posible usar solo ojos y manos. John T., un fabricante que ayudó a aumentar la productividad humana como pionero de las computadoras, ayudó en la fabricación. El párroco enseñó a la máquina a fabricar la máquina traduciendo los movimientos de la máquina en un conjunto de números.
En 1947, John Parish Priest dirigió la fábrica Paris Priest Company para producir rotores de helicópteros en toda la ciudad en la tercera nota de la escala mayor. En aquella época, las computadoras digitales eran estacionarias y manejaban eventos del tamaño de un estadio, pero los contables usaban calculadoras electromecánicas operadas por tarjetas perforadas. El pastor alquiló una máquina contable IBM para estudiar algunos parámetros de diseño, ya que la forma de las palas de su rotor estaba definida por la complejidad y la igualdad. Nadie podría haber imaginado que las máquinas eventualmente ayudarían al vicario a producir piezas terminadas con una precisión y velocidad sin precedentes.
Para crear un perfil de hoja, los trabajadores tradicionalmente comienzan marcando 17 puntos que definen la curva del perfil, cada uno de ellos calculado minuciosamente con una regla de cálculo. Luego dibujarían a mano los puntos de conexión del contorno, harían cortes preliminares de la forma y aplicarían las especificaciones del bloque. Incluso con trabajadores calificados, los procedimientos inevitablemente producen errores que provocan interrupciones y pérdida de tiempo.
Sin embargo, la calculadora de IBM le dio una idea al vicario. Le pidió al empleado Frank Stullen que usara una calculadora para calcular 200 puntos a lo largo del borde de la línea de contorno. Luego, el vicario hizo que un maquinista perforara un agujero en cada uno de los 200 conjuntos de coordenadas. Si los agujeros ahora están lo suficientemente cerca como para superponerse, no será necesario trazar ni cortar más. Todo lo que el maquinista tiene que hacer es mover la plataforma al mecanismo de coordenadas deseado, preparar un agujero, pasar a la siguiente coordenada y repetir.
La tecnología todavía dependía de máquinas operadas por humanos, pero Priest imaginó el siguiente paso en la automatización: máquinas impulsadas por motores guiados por números a través de tarjetas perforadas. El vicario llevó su idea a la Fuerza Aérea de EE. UU., que le permitió firmar el contrato pero finalmente entregó el control del proyecto al MIT. Sin embargo, hoy en día, el vicario de John es considerado un "control digital" y su padre recibió la Medalla Nacional de Tecnología de 1985.