Cómo afrontar la psicología rebelde de los niños de 8 años
Mejorar los métodos de comunicación
Cuando un niño es desobediente o rebelde, no se recomienda que los padres lo reprendan directamente o le exijan fuertemente que complete algo. En cambio, necesitamos mejorar los métodos de comunicación, como comunicarnos pacientemente con los niños para evitar la presión interna y las emociones de los niños y, a través de la comunicación, permitir que los niños aclaren sus pensamientos y obtengan soluciones a los problemas.
Bueno para escuchar
Los niños de 8 años pueden expresar sus pensamientos con claridad, pero si los padres no son buenos para escuchar en este momento, pueden desarrollar resistencia, lo que puede llevar a los niños no están dispuestos a expresar sus propios pensamientos en el futuro, formando un círculo vicioso.
Confianza y tolerancia
Es inevitable que haya algunos malentendidos en la vida. Los padres deben creer tanto como sea posible que sus hijos son intrínsecamente amables y rectos, y pensar en los problemas desde la perspectiva de sus hijos. Si el niño hace algo bien, hay que animarlo plenamente. Además, los niños de 8 años tienen poco control sobre sus emociones y necesitan más tolerancia por parte de sus padres para evitar ser rebeldes y desobedientes.
Establecer/formular reglas
Los niños de ocho años han establecido gradualmente sus propios conceptos del bien y del mal, y su autoconciencia ha comenzado a fortalecerse. Los padres pueden empezar a establecer reglas al mismo nivel que sus hijos, para que estos comprendan los beneficios de seguir las reglas y ayuden a regular su propio comportamiento.
Predicar con el ejemplo
El comportamiento de los padres afectará sutilmente a sus hijos, por lo que deben tratar de evitar pelear y perder los estribos delante de sus hijos. Los padres también deben mantener la calma cuando se encuentren con problemas. eso no se puede solucionar. Presta atención a las palabras y hechos de tus padres en momentos normales y da el ejemplo. Los métodos de los niños son en su mayoría reflejos de sus padres. El carácter noble de los padres afecta sutilmente a sus hijos y les da un buen ejemplo.