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La lectura del examen de dominio del mandarín 2017 funciona: recordatorio de felicidad

Trabajos de lectura de la prueba de dominio del mandarín de 2017: Recordando la felicidad

Es necesario aprender a disfrutar de la felicidad y es necesario que te lo recuerden cuando llega la felicidad (jíjiānɡ). Las personas pueden aprender la felicidad sensorial de forma natural (ɡ m: n ɡ u ā n), pero no pueden captar naturalmente el ritmo de la felicidad (yùnlǜ).) La alegría del alma y el consuelo de los órganos son como un par de gemelos (luánshēnɡ), a veces interdependientes, a veces diametralmente opuestos (náNYUán- bíizhé).

La felicidad es la vibración del alma. Requiere un entrenamiento constante, como un oído que sabe escuchar música. En pocas palabras, la felicidad es un momento sin dolor. Su frecuencia (pínlǜ) no es tan rara como pensamos. La gente a menudo simplemente recoge la melena dorada en el suelo cuando el feliz carruaje dorado se ha alejado y dice: Lo he visto antes.

A la gente le gusta saborear el espécimen de la felicidad, pero ignoran el momento en que se cubre de rocío (Lù Shu ǐ) y emite fragancia. En ese momento, a menudo caminábamos con prisa (bùlǐ), mirando hacia adelante y hacia atrás (zhānɡqián-ɡùhòu) sin saber en qué estábamos ocupados.

Hay tifones, langostas, plagas y terremotos en el mundo. Nadie predice la felicidad.

De hecho, la felicidad, como todo en el mundo, tiene sus síntomas (zh ē n ɡ zh ao).

La felicidad muchas veces es confusa (ménɡlónɡ), dándonos un chaparrón moderado. No siempre se desea una gran felicidad, ésta llega silenciosamente. No intentes abrir más el grifo o se escapará rápidamente. Necesitas experimentarlo en paz y tranquilidad.

La felicidad es mayormente simple. No emitirá una luz roja a gran altura como una bengala de señal. Está envuelto en su pelaje natural y nos envuelve cálidamente.

A la felicidad no le gusta el ajetreo y el bullicio de la ostentación (xuānxiāo), a menudo llega en medio de la tristeza. Un pedazo de pastel en la pobreza (xiānɡrúyǐmò), una mirada de tu alma gemela en problemas, un toque brusco de tu padre, una cálida nota de tu novia... éstas son la felicidad que mil dólares no pueden comprar (wɑ). Como rubíes que adornan la seda vieja, se vuelven cada vez más deslumbrantes en la desolación. "Recordatorio de la felicidad" de Bi Shumin