Ensayo del autobús de las 8, 10.
No supo cuando empezó a fijarse en ella, una chica delgada, de pelo lacio y con chal, a la que le gustaba vestir ropa sencilla y elegante. Todas las mañanas, bajo la señal de stop del número 80, ella permanecía junto a él esperando tranquilamente el autobús. Cuando llegó el autobús número 80, él y ella subieron uno tras otro. Normalmente él está delante y ella detrás. A veces ella está delante. Si hubiera asientos, podrían sentarse juntos, pero él nunca le habló. Es una persona reservada y de vez en cuando asiente y sonríe a modo de saludo silencioso.
No importaba si se veían una o dos veces, pero cada día su corazón empezaba a latir con fuerza. Pensó, ¿por qué podía encontrarse con ella en el mismo momento y lugar cada vez? ¿Por qué siempre son las 8 o las 10 en punto? Ella estaba parada debajo de la parada del autobús cuando él llegó. De repente sintió curiosidad por ella. No creía que nadie fuera tan estricto como él. Pensó, ¿es este el destino? Así que comenzó a cederle deliberadamente su asiento, charlando uno por uno, y el aburrimiento del viaje desapareció para siempre. Pero cada vez que él salía del auto, ella todavía estaba en el auto. Pensó que su unidad debía estar en la siguiente parada.
Una vez, nada más bajarse del autobús, recibió una llamada de su jefe pidiéndole que hiciera unos recados, por lo que se subió al siguiente autobús. Frente a la siguiente parada, la vio. Estaba esperando el autobús y parecía haber regresado. Se preguntó, pensando que ella también debía tener algo que hacer.
El tiempo vuela y, gracias a esta oportunidad, poco a poco se convierten en amantes. La primera vez que fue a su casa, su madre estaba regañando delante de él. Después de graduarse, no pudo encontrar un trabajo adecuado por motivos físicos. Pero ella siempre desobedece. Se levanta temprano todas las mañanas y regresa en autobús. Quedó atónito. Al mirar su expresión de asombro, de repente entendió algo.
Después de casarse, él siguió viajando así y ella también encontró un lugar para trabajar en la misma dirección que él. Esperan juntos el autobús número 80 todos los días, como antes de conocerse. De hecho, él la conocía y esperó porque le agradaba. Ya sea intencionalmente o no, el tren de las 8 en punto de las 10 será la dulzura de sus vidas.