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Encuentro deportivo de otoño de la escuela secundaria Shuanggou del condado de Suining 2015

Recordando el otoño pasado, el césped todavía estaba lleno de nuestras risas y el encuentro deportivo nos acompañaba con nuestro entusiasmo. Fue en aquel fresco día de otoño cuando nuestro colegio celebró un encuentro deportivo inolvidable.

Recordando ese día, el sol ardía en el cielo y todos sudaban profusamente, pero los estudiantes estaban radiantes y con muchas ganas de intentarlo. Cuando llegaron a la línea de salida, sus rostros se volvieron impresionantes. Corrieron valientemente y avanzaron. ¡Por el honor de la clase, corrieron sobre la hierba verde sin importar la fatiga!

El sol es cada vez más deslumbrante y el aire es cada vez más caliente. Sin embargo, los atletas nunca se quejaron en sus corazones. Al ver que se acerca la meta, deberán trabajar duro para competir por el primer lugar. ¿Para quién están floreciendo las flores en este momento? ¿Para quién son los aplausos? No hay duda de que debemos regalar las flores más brillantes y el más cálido aplauso a los atletas que luchan en el campo.

Al día siguiente, lloviznaba en el cielo, el viento otoñal era sombrío y la lluvia otoñal era desoladora. Los atletas corrieron hasta la meta a pesar del viento y la lluvia. La lluvia empapó sus ropas, las gotas de lluvia mojaron sus rostros y los atletas derramaron lágrimas de emoción por la victoria. Cuando llegaron a la meta, no podían decir dónde estaba la lluvia, dónde estaban las lágrimas y dónde estaba el sudor. Se han convertido en uno, regando cada centímetro del suelo bajo sus pies. ¡Sus logros serán recordados para siempre y su espíritu será alabado para siempre!

Miramos a los atletas en el podio. Causan problemas en clase y pelean con sus compañeros. Son los llamados estudiantes pobres a los ojos de los profesores. Por lo general, simplemente bajo la cabeza y acepto las reprimendas de los adultos. De pie en el podio, parecían pequeños héroes, enfrentando con orgullo la envidia de sus compañeros y los elogios de sus profesores. En ese momento, todos sus cuerpos se llenaron de un brillo de confianza.

Son como águilas, extendiendo sus alas sobre la hierba verde y luchando en el cielo. ¡Siempre serán nuestro orgullo y siempre estaremos orgullosos de ellos!